Por mucho que lo intenten jamás prodrán recrear las sensaciones que se experimentan al tener un libro en las manos, tocarlo, olerlo, sentirlo. Me recuerda a los intentos de la industria pronográfica por recrear artificial y virtualmente las sensaciones de un encuentro amoroso real. Su gran empeño, conseguir que las experiencias reales puedan ser sustituidas por sucedáneos. Lo peor es que hay gente que ya prefiere el sucedáneo a la experiencia real…
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